Tras alcanzar la categoría de clásico de la literatura y posteriormente del cine erótico, las aventuras de la provocativa Emmanuelle aterrizarían en el Commodore Amiga en 1989 dispuestas a subir la temperatura de nuestros Motorola 68000 a límites que ni con un overclocking, pues ya podéis imaginad que en aquellos tiempos, y con una temática como la que aportaba Emmanuelle, la de horas que unos adolescentes podrían pasar embobados ante las pantallas de nuestros ordenadores con la versión electrónica de esta sensual señora. Y esto realmente pasó así, pero no exactamente de la manera esperada (ya veremos más adelante).
El juego venía de la mano de Tomahawk, una nueva filial de la francesa Coktel Vision, que pretendía alejarse del carácter educativo e infantil que rodeaba a esta otra firma. Así los juegos de temática más adulta y acción los llevaría Tomahawk, mientras que Coktel Visión se dedicaría a sus educativos, cuentos y licencias Disney que tanto gustaba.
Muy acertadamente el formato elegido fue el de una aventura gráfica “point-and-click” que nos situará en las sensuales tierras brasileñas donde Emmanuelle parece estar de vacaciones recuperándose de algún salvaje pol… digo descansando. Por el contrario de lo que podría parecer nuestro protagonista, no será esta diosa del erotismo, sino un parisino llamado Marc-Henri, que completamente prendado de los encantos de Emmanuelle también viajará hasta Río de Janeiro, donde deberá de aumentar su sex appeal (nivel de erotismo) por todos los medios. Tal vez si este llega a ser lo suficientemente alto, Emmanuelle se fijará en nosotros y regresaremos a Paris juntos para “ser felices y comer perdices y todo aquello nos quiera comer Emmanuelle y viceversa”.
En fin, a estas alturas de la vida, creo que ya sabremos todos que esto de aumentar el sex appeal no es algo tan sencillo. De hecho en un principio parecería que la mejor manera para ello sería conquistar y recibir los favores de toda fémina que aparezca por la pantalla. Nada más lejos de la realidad, tu sex appeal bajará irremediablemente pues a Emmanuelle no le impresionarán nuestras conquistas facilonas (sí facilonas, que en este juego con 2 frases bien dichas y te llevas al huerto brasileño a quien sea). Hay que tener en cuenta que hablamos de la diosa del erotismo por lo que tus pasos amorosos deberán seguir y estar unidos a las tres leyes del erotismo. Leyes basadas en el misterio, la asimetría y la libre-amistad. No puedo revelar más que os desvelo gran parte del juego, pero en algún lugar de Brasil hay un gurú del erotismo, que si lo localizamos os ilustrará mejor.
Queda ya claro que el erotismo es importante en el juego, pero en la vida hay otras cosas, y en Emmanuelle también, por lo que tampoco tenemos que descuidar otros indicadores del juego, como lo son el dinero y la salud. De la salud, que decir, ya se sabe que ciertas “acciones” requieren de estar en buena forma… Y el dinero se nos irá volatilizando entre los carísimos billetes de avión que usaremos para desplazarnos por todo Brasil, la compra de objetos importantes, sobornos para conseguir información o incluso para ganarse los favores sexuales de alguna de las jóvenes del juego (pero avisado quedas que si una conquista barata baja tu nivel erótico, si se te ocurre pagar por sexo, Emmanuelle podría quedar muy decepcionada).
Toda esta historia además se nos presenta con un interesante desarrollo abierto, sólo queda pues recorrer guiados, por nuestra intuición, los evocativos lugares que se nos ofrecen, como pueden ser las playas de Copacabana, el carnaval de Bahía o las cataratas de Iguazú mientras intentamos descubrir pistas que nos lleven al éxito en el desafío propuesto. Hasta aquí todo suena muy sugerente, aunque la realidad es que, todo esto al final se convierte en un montón de situaciones de ensayo error, con una sensación general un tanto cutre, y para más inri con una aleatoriedad bastante irritante (probablemente debido a la escasa duración del juego).
Un momento, no dejemos de leer ni olvidarnos de este juego por esto último comentado, pues Emmanuelle tiene algo, un “je ne se quoi”, que pese a lo aleatorio o a su falta de pistas te consigue atrapar y enganchar. Tal vez sea que sus enigmas, que aun con su falta de ayudas, luego no son tan complicados, lo que te hace pensar que en cualquier momento podrás acabar el juego (cosa que luego no consigues y pasas otra tarde medio frustrado probándolo todo con la esperanza de encontrar un evento nuevo o solución). O tal vez, y es lo que yo más me inclino pensar, sea por lo divertido de sus picantonas frases a la vez que inocentes, que te hacen esbozar alguna que otra sonrisa en más de una ocasión (muchas veces sin pretenderlo). Es más, si tienes la oportunidad de jugar acompañado y comentar las conversaciones con las chicas con un amigo, te ríes un rato (a veces por lo tonto y otras por lo chabacano). Al menos, en mi caso recuerdo que pasábamos tardes realmente divertidas en el Atari ST de un amigo (sí, pese a todo era mi amigo) y este juego, y aunque siempre decíamos que era una castaña, solía caer de cuando en cuando (ya se sabe lo buenas que están las castañas calentitas).
Quiero comentar que alguien puede tildar a este título de machista. Ya he dicho que todas las féminas del juego con un par de frases baratas pueden caer a tus pies (hasta la vieja del casino, que porque la mujer se ve mayor que si no también). Tampoco ayuda el hecho de que tras una relación la mayoría de las chicas suelen desaparecer del juego, como si no resultaran interesantes ya a los ojos del protagonista (pero bueno, esto igual son ellas, que no quieren saber más de ti…). El caso es que parece mentira que este juego lo diseñara una mujer, la francesa Muriel Tramis. Aunque pensándolo bien, realmente el juego es todo un éxito del género femenino. Demuestra lo simples que son los tíos, que con un par de tangas y algún pecho pixelado (porque tampoco hay mucho más fuerte visualmente) consiguió un buen número de ventas y enganchar por horas y horas a muchos jovencitos frente a un juego bastante rústico. De hecho, la fórmula le funciono tan bien que esta señorita repetiría la fórmula de erotismo + pixels con otros dos videojuegos más, formando así una trilogía de juegos eróticos, que merecen la pena ser analizados uno a uno (más adelante fogosos amigos, más adelante).
De tanto hablar del juego, casi olvido lo que probablemente sea más importante en un juego erótico, los gráficos. Ya hemos dicho que el juego es bastante limitado así que sorprende que pese a la época y su origen francés no sea un por directo de Atari ST, y sus gráficos utilicen el modo de 32 colores. Lamentablemente parecen ser muchos menos de los que hay y en muchas ocasiones resulta difícil creer que son más 16, pero es que tendríais que ver las pantallas del ST. No sé qué pudo ocurrir en este juego, hay diseños buenos, pero es que la paleta está realmente mal escogida.
En el sonido, la cosa empeora, hay poco y malo. Y como música, la única que encontraremos es un aburrido minisample que se repite una y otra vez en la pantalla de presentación. Todo muy vacío y frio para un juego que se supone tan ardiente…
Pero en fin, ¿realmente resulta una sorpresa toda la mediocridad que rodea al programa? Vamos, que las películas de Emmanuelle tampoco diría que estén nominadas a ningún Oscar a la mejor banda sonora, fotografía, vestuario, guion original, etc… La gente las veía por lo que las veía y aquí en fondo pasaba tres cuartos de lo mismo. Pues salvo algún strip póker no es que abundaran videojuegos picantes, así que Emmanuelle resultaba diferente, gratificante y un paso adelante en esos juegos “adultos”. Así pues pese a todo lo irritante, cutre y malo del juego, de alguna manera Emmanuelle te atrapa y seduce aunque sabes que realmente es bastante malo. Pero es que siempre se ha dicho que no hay que subestimar el poder de la erótica ¿o era la erótica del poder?.
Una aventura erótico-festiva
-
80%
-
25%
-
75%
Emmanuelle (Coktel Vision/Tomahawk) (OCS)
– Las conversaciones con las chicas pueden resultar hilarantes (aún sin pretenderlo).
– La versión Amiga tiene sus momentos y es gráficamente muy superior a las versiones de PC y ST.
– Su pequeña historia llega a picar, incluso hoy en día puedes picar (y pecar) con Emmanuelle.
– En el fondo, muy en el fondo, es un juego diferente y con cierto encanto.
– La aleatoriedad de ciertos eventos y reacciones pueden convertirlo en un juego frustrante.
– El ruido, digo el sonido.
– El halo de mediocridad que desprende.
– Actualmente el erotismo de Emmanuelle nos parecerá de chiste.