Por regla general, a los más talluditos, cuando se nos menciona la edad de oro del software español, se nos vienen a la cabeza una serie de títulos. De forma fija, se suelen incrustar en esta lista nombres como La Abadía del Crimen, Freddy Hardest o Mad Mix Game, juegos todos ellos considerados auténticas obras de arte del píxel ochobitero. El título que hoy nos ocupa tiene un lugar de honor en dicha cúpula de astros, siendo a todas luces una constante que los perros viejos del lugar no dudan en citar como uno de los mejores programas desarrollados en España.
NOTA: Análisis cedido gentilmente por Metodologic.net.
NOTA 2: Texto original adaptado para la versión Amiga
Ignacio Abril, encargado hoy día de llevar el proyecto de la nueva versión del mito por parte de FX Interactive, se lució sobremanera al llevar a cabo uno de los programas más bien realizados de todos los tiempos, llegando a culminar en la versión Spectrum un juego cuyo acabado técnico bien podría situarse entre lo mejorcito de la máquina de Sinclair. Las versiones Amstrad CPC y MSX no le andaban a la zaga, siendo igualmente dignas las realizadas por Luis Mariano García para Commodore 64 o las más impresionantes de Atari ST y Amiga, con la ayuda de Carlos Abril.
El formato en el que se puso a la venta iba en consonancia con la calidad del software. Por vez primera (estamos hablando de 1988), Dinamic estrenaba una gran caja de cartón donde se acogía con regocijo al propio juego y una serie de extras dignos de mención. Desde el fabuloso póster gigante de la portada, obra del gran Luis Royo, hasta las geniales instrucciones, acompañadas estas por unos documentos “top secret” que hacían llegar la ambientación de Navy Moves incluso sin introducir el diskette en nuestro Amiga.
Ya que citamos al viejo Army Moves, decir que la secuela está más que impregnada del espíritu del programa original de Víctor Ruiz, detalle que se ve en una primera fase que recuerda sobremanera a las de la primera carga del veterano título de Dinamic. De hecho, esta misión, la famosa stage de la lancha, ha sido comentario de más de un compañero por la imposible dificultad. Y es que exigía una precisión sin igual, dándose la situación de que saltar las minas (teniéndonos que colocar al píxel), esquivar los disparos enemigos y acabar con éstos era una tarea no apta para cardiacos. El que esto suscribe reconoce que aún hoy día es capaz de pasársela sin perder una sola vida 😉
El resto de misiones estaban igualmente bien realizadas, resultando ser un compendio arcade más asequible pero tremendamente espectacular tanto en concepción técnica como en términos de jugabilidad. Buceando a través de los sádicos tiburones o a bordo de un peculiar batiscafo, el estilo furioso de las recreativas de la época estaba cien por cien presente en este Navy Moves. Sin embargo, todo cambiaba en la segunda carga (ya se sabe, FX Doble Carga), donde nuestro héroe, el comando Derdhal, haría lo imposible por, desde dentro, destruir el submarino nuclear enemigo…
Nuestro héroe, con un arma cuyo lanzallamas ridiculizaría a la hoy día popular sierra mecánica de Gears of War, podía acceder a los ordenadores del sumergible, registrar a los enemigos caídos, usar ascensores… Todo ello envuelto en un apartado audiovisual que se limitan a refutar el impecable conjunto que hay tras el código del juego.
Hay obras en las que el tiempo se ocupa de ir poniendo en su lugar, pero es que, cuando vio la luz Navy Moves, todo tuvimos que quitarnos el sombrero y celebrar el que Dinamic nos regalara uno de los mejores videojuegos de la edad de oro de los ocho bits. Como pocos pueden decir de esa época, la secuela de Army Moves continua siendo tan jugable como antaño, virtud debida a un excelso planteamiento de juego más que a una programación que sigue tan robusta como siempre. Para el que esto suscribe, ya sea por el espectáculo resultante en mi vetusta pantalla, ya sea por esa dificultad que tanto adoro, o, simplemente, por las sensaciones que me transmite ver la vieja caja del juego,
Pero cuando hablamos de la versión de Amiga, Navy Moves se transforma en un producto con las mismas falencias que casi todos los juegos españoles en 16 Bits.
SI bien su factura visual es impecable, y los gráficos de Snatcho lucen como nunca en Amiga, es como si Dinamic desconociera el hardware para el que estaba programando. La primera fase tiene un scroll brusco, cuando podría haber sido de una suavidad pasmosa (y más teniendo en cuenta que la acción ocupa un poco más de media pantalla), y para colomo el sonido, es una vez más re-utilizado de Atari, incluyendo una penosa música sampleada que repite a los diez segundos y que se atreven incluso a ponerla como melodía de fondo en la segunda carga, igualando a este a priori gran juego con esas producciones francesas de los primeros dias de los 16 Bits.
Galería de Versiones
Mi nombre es Derdhal
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84%
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70%
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80%
Navy Moves (Dinamic) (1989)
– Los sprites de Snatcho, bien dibujados y mejor animados
– La segunda fase, una entretenida video-aventura
– La variedad del juego
– Las pantallas entre misiones
– La música sampleada de ST es de juzgado de guardia
– El scroll parece de Spectrum
– Las minas de los cojones
– Los pulpos y la madre que los parió